-Nos sacará de pobres, mi Princesa -me dice entusiasmada-. Cuando Pablo sea Presidente de España dejaré de pagar comisiones por mi cuenta bancaria porque la banca estará nacionalizada.
-No creo que llegue a Presidente, Maripuri. Hacen falta muchos escaños para ser inquilino de la Móncloa.
-Lo conseguirá, mi Princesa. Todas las mujeres de izquierdas votaremos por Pablo.
No todos están contentos con el chico de Podemos. Mi suegro está que trina. Dice que los jeques árabes dejarán de hacer negocios con nosotros si saben que un comunista está subiendo en las urnas como la espuma.
-Nuestros amigos árabes sólo hacen negocios con los capitalistas -me dice.
-No creo que necesitemos esos negocios, Majestad.
-¡Claro que los necesitamos! Las empresas españolas tienen que tener ingresos para pagar impuestos a Hacienda. Por eso están construyendo el AVE en Árabia Saudí y un montón de túneles por los Emiratos Árabes.
De por allí vino doña Sofía contentísima. Estuvo en una boda de una princesa jordana con mucho lujo y mucho caviar por las mesas.
-Creo que engordé, nuera. En mi vida había comido tanto.
-Entonces debe ponerse a dieta, Majestad. Que no se diga que España tiene una Reina gorda.
-Me pondré con la dieta del pescado hervido. ¿Cómo fueron las elecciones, nuera?
-Perfectas. El PP y el PSOE perdieron un montón de votos.
-¡Ay pobres!
-Y tenemos un nuevo líder en España: Pablo Iglesias.
-¿Es hijo de Julio Iglesias?
-No, Majestad, es hijo de un trabajador proletario de Vallecas.
Mi suegra quedó escandalizada. Igual de escandalizado anda mi Felipín. No hace más que hablar con Rajoy por teléfono. Me preocupa. Sólo me falta que mi Príncipe se me vuelva derechón cuando nuestra Patria a dado un giro a la izquierda con Pablo Iglesias, ese joven que tiene enamorada a mi doncella Maripuri.