Estoy contentísima porque nos ha tocado la lotería. No es mucho dinero, pero tenemos un reintegro para comprar otro décimo de lotería nacional. Me siento afortunada. Los españoles deberían jugar más a los juegos de azar. Siempre tocan premios. No importa que sean premios pequeños, como el nuestro, porque dan mucha ilusión.
Begoña, la mujer del Presidente Sánchez, también juega mucho a la lotería. Nos lo contó el otro día que estuvo con el Presidente comiendo en Marivent. Ella compra siempre terminación ocho en todo.
-Si hacemos una primitiva, ponemos el ocho en todas las apuestas. El ocho es un número que nos gusta mucho.
-Nosotros no tenemos número favorito.
La conversación con Begoña es muy amena. La mujer de Sánchez cuenta unos chistes muy buenos. Nos reímos sin parar durante toda la comida. No puedo repetir ningún chiste porque eran chistes verdes con Jaimito de protagonista. Nos confesó que se los cuenta a sus hijas para que sepan que los niños no vienen de París.
-Me preocupa un embarazo preadolescente, Letizia.
-Yo no pienso en esas cosas. Mis herederas llegarán vírgenes al matrimonio.
-¿Eres del PP? -se escandalizó Begoña.
-Tenemos que cumplir la doctrina católica: somos Reyes de España y nos arrodillamos ante el Papa de Roma.
El Presidente Sánchez iba tomando notas en los márgenes de La Vanguardia. Le ofrecí un folio.
-No hace falta -rechazó-. Prefiero anotar las cosas que quiero cambiar en el periódico. Es lo único que leo.
-¿Me permite, Presidente?
Sánchez había anotado que eramos del PP. Le pedí una rectificación.
-Ponga que soy de Izquierda Unida y que el Rey de España es del Atleti.
-Usted manda.
Begoña me dio unos caramelos para las niñas.
-No tienen gluten ni lactosa. Que chupen un caramelo al levantarse.
-¿Son caramelos o son medicinas? -pregunté.
-son pastillas Juanola, muy buenas para la garganta.
Los despedí en la puerta de mi Palacio de Marivent. Prometieron volver. El Presidente me quería dar unos décimos de Lotería de Navidad. No acepté el regalo. La Reina de España sólo puede aceptar regalos de poco valor como los caramelos Juanola. La lotería la pagamos con el dinero de Hacienda.