Estamos todo lo felices que se puede estar con el Rey abuelo en el hospital. Se está recuperando de un achaque más fuerte de lo habitual. Por eso tiene que estar en cuidados intensivos. Nosotros nos limitamos a cruzar los dedos y a rezar, pero seguro que don Juan Carlos lo está pasando peor por mucho que doña Sofía diga que está en buenas manos.
Las niñas quieren ir a ver al abuelo. Leonor ha cogido las poesías de mi doncella Maripuri para ir a recitarle unos versos. No es que a don Juan Carlos le guste la poesía, pero seguro que lo animan unos versos. Las rimas dan mucha alegría a la gente que sabe lo que es el amor. La pequeña Sofía dibuja flores como aquella princesa de Juego de Tronos que se preocupaba tanto por las flores del jardín mientras lady Olenna se preocupaba de las guerras que venían. Afortunadamente, a nosotros no nos viene ninguna guerra. Sólo vienen los políticos de vez en cuando a preguntarnos si queremos elecciones nuevas o si apoyamos la negociación entre Pablo Iglesias y el Presidente en funciones Pedro Sánchez. Les contestamos siempre que sólo reinamos. No hablamos de política.
Mi Felipe VI me dijo al oído esta mañana que su padre tiene cara de enfermo.
-¿De qué tenía cara antes?
-De buen padre y de hombre simpático.
-No pretenderás que cuente chistes en sus condiciones, Felipe.
-Hubiera querido que me abrazara.
-Eso era imposible. Todavía no ha despertado del todo y está con dolores.
Lo abrazo yo. Es un hijo angustiado. Me pide que abrace también a su madre. Doña Sofía no quiere abrazos. Es una Reina profesional y nunca llora en público. La admiro. Dejo de abrazar a mi Felipe VI y le llevo una tila a mi suegra.
-No he pedido tilas.
-¿Qué quiere beber entonces?
-Cerveza.
-¡Mamá! -se escandaliza mi Felipe VI.
-Quiero una cerveza, hijo. Por una vez necesito tomar un trago.
Mi doncella Mariuri viene con una Estrella Galicia bien fría. Doña Sofía bebe. La miramos en silencio. ¡Qué ejemplo el de mi suegra! Ahí está con el marido que le ha sido siempre infiel en las duras. Me pregunto si Corinna se acuerda tanto de don Juan Carlos como esta suegra mía tan sufridora.
