Mi Felipe VI ha estado acertado en su Primer discurso de Nochebuena. Tanto el PP como el PSOE quedaron contentos y los demás partidos políticos no nos importan de momento. Ya nos preocuparemos de lo que piensan los de Podemos cuando consigan esos votos que les prometen las encuestas en las urnas.
Yo vi a mi marido muy bien en la tele. Se le veía un Rey seguro de lo que decía. No habló de su hermana Cristina porque no era cuestión de hablar mal de la familia. Además, doña Sofía se disgustaría mucho si oyera como su hijo Rey ponía a caer de un burro a su hija todavía Infanta de España con derechos sucesorios.
-Gracias -le dijo a su hijo cuando acabó el discurso.
-¿Por qué, mamá?
-Por no hablar de tu hermana Cristina, querido. Sería un escándalo si hubieras dicho que tiene que ir a la cárcel junto con su marido.
Doña Sofía regresó para el Palacio viejo. Allí la esperaban sus hijas y su yerno Iñaki para comer los turrones en familia. No sé si estaba don Juan Carlos. Mi suegro come mucho fuera. Lo invitan los cocineros de los restaurantes caros y él no sabe decir que no.
Leonor y Sofía querían ir a la casa de su abuela doña Sofía a comer los polvorones. Les dije que ni hablar. Estaban sus primos Urdangarines y no quería que les hiciesen fotos con mis Herederas.
-Recordad, hijas mías, que estamos luchando contra la corrupción.
-¿Robaron algo los primos, mami? -me preguntó Leonor.
-No hablemos mal de la familia en Nochebuena, cariño.
-La tía Cristina me prometió una Barby suiza, mami -me dijo Sofía.
-Olvídate de esa Barby y recuerda que no podéis aceptar regalos de los tíos Urdangarines.
Me resulta difícil explicarles a mis hijas que somos una familia dividida por la corrupción. Más difícil me resultará contarles algún día que sus tíos Cristina e Iñaki tendrán que ir a la cárcel. Mi doncella Maripuri me dice siempre que no les diga nada a mis Herederas.
-Es mejor que se enteren por la prensa, mi Reina.
-No sé qué será mejor, Maripuri.
-Hágame caso, mi Reina, y olvide estos días ese problema. Estamos en Navidad.
Le hago caso y me pongo hasta las cejas de polvorones sin azúcar más duros que las piedras del jardín. Los de la Estepa han hecho este año unos polvorones sin azúcar horribles. Me pasó al turrón de chocolate barato. Me encanta el trufado. Está que me chupo los dedos. Lo mejor de estas fiestas son los dulces y ahora que ha pasado el día del Discurso, puedo saborearlos tranquilamente.