Nadie es honrado. Los únicos honrados somos los miembros de la Familia Real Verdadera, es decir, mi Felipe VI, esta Reina servidora y mis dos guapas Herederas. Los demás le roban hasta a Hacienda. Me defraudó mucho Pedro Duque. Yo pensaba que nuestro astronauta más internacional pagaba a hacienda todo lo que le pedía la Agencia Tributaria, y no, ese hombre también esconde el dinero. Me explicó mi doncella Maripuri que Pedro tenía una sociedad patrimonial para esconder dos casoplones.
-Defraudó un montón de dinero, mi Reina. No le hable usted cuando lo vea.
-¿Y si me saluda?
-Haga como que no lo oye. Usted y nuestro rey deben apartarse de los corruptos.
-El Presidente no ha cesado al astronauta.
-Acabará echándolo. Don Pedro Sánchez tiene que ser fiel a sus palabras. Prometió no tener corruptos en su Gobierno.
No sé qué decir. A mi Felipe VI no le pregunto porque está muy ocupado con unos papeles. Firma y vuelve a firmar. Parece enfadado. Me ve y me tira un beso con la mano. Se lo devuelvo. Entonces sonríe y me grita que me quiere. Me siento feliz.
La felicidad se me termina cuando llega mi suegra. Doña Sofía quiere ver a sus nietas. Le digo que están en el colegio.
-¿No hay institutrices en este país? -pregunta enfadada-. Mis hijos no iban siempre al colegio. Teníamos institutrices inglesas para que descansaran de tanto colegio, de tanto compañero y de tanto viaje en coche oficial.
-Mis hijas van al colegio todos los día mientras yo sea la Reina de España.
-No discutamos, Letizia, por favor.
Le pido también por favor que se vaya. Obedece. Sabe que está en la casa de una nuera. Creo que ira a Ginebra. Va mucho a darle ánimos a mi cuñada Cristina. Una madre es una madre y doña Sofía es muy madre de sus hijas, sobre todo de Cristina.
Por la tarde llega una tal Dolores Delgado. No le ponía nombre ni cara, pero me dice que es una ministra de Pedro Sánchez y la creo.
-¿A qué viene a Palacio?
-Quiero que me apoye, Señora. Me quieren echar del Gobierno.
-No me líe, Ministra. Yo soy la Reina de España.
-Me quieren echar porque le llamé maricón al ministro Marlaska.
-No me cuente más.
La dejo con mi doncella Maripuri y subo a descansar a mi habitación. Maripuri le leerá el tarot y mirará qué puede hacer con su vida. Yo creo que tendrá que empezar por asistir a un curso de buenas maneras. No se le llama maricón a nadie. Este Gobierno de Pedro Sánchez es muy cómico. Me reiría si no fuera el Gobierno de mi Reino.