Las gastroenteritis de Leonor y Sofía

Leonor y Sofía nos dieron el día. Fue horrible la cagalera que les entró a las niñas. El Hotel Reconquista de Oviedo olía a pura mierda. Yo casi me muero de la vergüenza. Una Princesa de Asturias no puede tener ese tipo de dolencias. A una infanta aún se le perdona, pero a la heredera del trono nunca se le perdona una mala salud.

Leonor lloraba. Empezó a decir que la iban a rechazar en los ejércitos de España.

-¿Se te pusieron los pies planos, hija? -le pregunté asustada.

-Me duele mucho la barriga, mami, y a Sofía también, pero mi hermana no va a hacer el servicio militar el año que viene.

-Ni el año que viene ni nunca, cariño. Tu hermana se dedicará al teatro y a esas cosas que entretienen mucho a la gente.

Doña Sofía vino a nuestra suite a interesarse por sus nietas. Le dije que se fuera a su habitación individual en la primera planta rápidamente. Ya había dos personas fastidiadas con una gastroenteritis. No queríamos que hubiera otra afectada.

-Quiero cuidar a las niñas.

-Ya las cuida Maripuri, suegra.

Mi doncella se afanaba con las BENEGAST Dimexanol Benegast 10Comp. Efervescentes 200 ml. Les daba tres pastillas efervescentes al día a cada heredera. Leonor quería tomar su pastilla en una jarra de agua.

-No, alteza -le decía Maripuri, esta efervescente se echa en medio vasito de agua.

-Tengo mucha sed.

-Es mejor que no beba tanto.

Sofía protestaba menos. Estaba la pobre tan agotada que se la veía amarilla.

-Tienes color de gato, hija -le dije un poco asustada.

-Estoy muy mal, mami. Voy a tener que ir al hospital.

-¡No lo quiera Dios!

-Creo que la culpa de este desastre lo tienen las fabes que comimos cuando llegamos a Oviedo.

-Las fabes no tienen la culpa de nada, cariño. Tu padre y yo las comimos y nos sentaron muy bien. Hasta tus abuelas Sofía y Paloma comieron las fabes sin consecuencias gastrointestinales.

Mi doncella Maripuri llega con sus BENEGAST Dimexanol Benegast 10Comp. Efervescentes 200 ml. Anima a la Princesa de Asturias para que tome su pastilla. Me vienen ganas de tomarme una efervescente milagrosa cuando oigo decirle que sabe a naranja. Pero no la tomo. Tengo que ser una Reina de España responsable y automedicarse no es ser responsable. El médico de palacio solo recetó las efervescentes para mis hijas.

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La gastroenteritis tiene

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La Fiesta de las Castañas

Mi doncella Maripuri organizó en Palacio la Fiesta de las Castañas después de pasar una semana en su Galicia natal recogiendo el fruto de los castaños con paciencia de ahorradora. Yo no hubiera tenido paciencia. Ir castañita a castañita hasta llenar bolsas y bolsas es agotador.

Y no acabó ahí el trabajo. Depués tuvimos que cocinarlas. Le propuse a Maripuri asarlas tal cual, pero mi doncella se empeñó en pelar las castañas una a una, cocerlas bien y servirlas en la vajilla italiana que heredamos de la Reina Victoria Eugenia.

Doña Sofía y la tía Irene se sumaron a nuestra fiesta. La tía pensaba que era una fiesta del pijama. Maripuri y yo nos habíamos vestido con cómodos conjuntos de lencería sexy. Estábamos en una fiesta de chicas, algo así como una reunión en un baño turco.

Tanta fiesta consiguió hacerme olvidar la guerra de Ucrania, el Covid, la crisis económica y la pobreza del mundo. Era feliz. Fue una pena que mi Felipe despertara y viniera a sumarse a la fiesta con cara de señor serio.

-Esto se acaba, nuera -me susurró doña Sofía.

-Me acaba de llamar el Presidente del Gobierno, Leta. La guerra sigue en Ucrania.

Casi lloro. Es horrible ser Reina de España por la noche. No puedes tener una fiesta del pijama en paz. Maripuri recogía los pocillos del café instantáneo que nos tomamos. Felipe no quería café. Solo quería hablar. Pasé de la fiesta del pijama con castañas de Galicia a las confidencias de la guerra de Ucrania. ¡Los hombres no saben ser felices!

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En Palacio comemos Biscuits Galicia

Unas galletas que comemos mucho en Palacio son las Biscuit Galicia. Nos encantan. Mi docella Maripuri es la culpable de que en nuestra despensa palaciega estas deliciosas galletitas se hayan abierto un merecido hueco. Empezó a traer una caja de surtido cuando regresaba de su Galicia natal y aquí nos tienes ahora con estas sabrosas pastas a todas horas.

Se las ofrezco a todo el mundo. Irene Montero me pidió una caja de las Biscuit Sonrisas para sus hijos.

-Soy madre de tres -dijo.

-Yo soy madre de dos.

-Mis hijos son de Pablo Iglesias.

No seguí. Le entregué la caja de galletas Biscuit Galicia con caritas de emoticones.

-Regresaré pronto.

-Si se te acaban las galletas, puedes comprarlas online.

-Prefiero venir a buscarlas a tu despensa, ciudadana Leti.

-¿Estás de broma?

Irene señaló mis neveras y digo que todo lo que había en ellas lo había pagado Hacienda. Me sentí como María Antonieta cuando se le levantó el Pueblo francés en su contra. Por eso dejé que mi doncella Maripuri la acompañara a la puerta de Palacio.

Prefiero a Pablo. Pese a tener siempre cara de enfadado es más cordial que su Irene. Pablo nunca me hubiera pedido las galletas gratis. Seguro que me daba a cambio una grabación de Juego de tronos. Le gusta mucho compartir el cine que disfruta en su soledad de filósofo político.

Mi Felipe VI no le dio importancia a lo de las galletas. Sonrió. Le volví a repetir que teníamos una caja menos de galletas Biscuit Galicia.

-Compra otra caja, Leta, y ya está. Bueno, mejor compra dos. Tenemos que enviarle una caja a Leonor. En Gales come mucho bacon.

Le hago caso. Mi doncella Maripuri me ayuda con la compra online de las galletas Biscuits Galicia. Las compras online son lo suyo, también las ventas. Maripuri es una experta.

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