Durante nuestra última estancia en Galicia, la lluvia no dio tregua. Lo cierto es que no nos sorprendió—Galicia tiene ese encanto húmedo que te envuelve—pero reconozco que no estábamos del todo preparadas. Fue entonces cuando Maripuri, nuestra doncella gallega de toda la vida, nos miró con esa autoridad que solo ella sabe usar y dijo:
-Majestades, así no se sale a pasear por el monte.
Nos trajo unos chubasqueros azules que, según ella, "valen para todo el año y no hacen arrugas ni ruido al caminar". Y tenía razón. Son ligeros, elegantes, y tienen ese tono azul que parece sacado del cielo de verano. Leonor lo llevó en un paseo por el bosque y dijo que se sentía como en una película de Almodóvar. Sofía lo usó en un viaje a Londres con unas amigas y recibió más de un cumplido. Yo lo he llevado en Coruña esta mañana lluviosa, y lo noté igual de cómodo.
Tiene capucha ajustable, bolsillos prácticos y un corte que estiliza sin exagerar. Es una prenda sencilla, pero con carácter. Como Maripuri.
Y ahora, cuando estoy preparando la vuelta al cole, he hecho varios pedidos de chubasqueros, pero con distinto color. Creo que en otoño va a llover mucho.
Como podéis ver, sigo hablando de vuelta al cole. Mis niñas ya son grandes, pero siguen con sus estudios. Leonor se nos va al ejército del aire y Sofía marcha para Lisboa para cursar el primer año en la Universidad cara que le pagamos entre todos y todas las españolas. España es muy generosa con nosotros.
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