Estoy cansadísima de mi periplo por Asturias en estos Premios Princesa de Asturias atípicos. Dentro de unos años, cuando miremos las fotos, pensaremos que son de una fiesta de disfraces. Todos con mascarilla. Todos distanciados. Todos sin tocarnos. Echo en falta el calor humano. Abrazaría el país entero en un solo abrazo para darme ánimos y darles ánimos a mis súbditos.
Ayer ni siquiera pude abrazar a mi Leonor. Por eso mi niña se puso nerviosa. Le faltaba el abrazo de su mamá. Mi Sofía también se veía seria. Con tanta mascarilla te olvidas de reír. Doña Sofía, en cambio, estaba en su salsa. Casi la entrevistan en la Sexta. Le preguntaron si tenía contacto con don Juan Carlos y mi ejemplar suegra casi se lanza al micrófono. Si no la para el escolta, hubiera dicho a la reportera de la Sexta que es muy feliz sola. No echa de menos al Rey Emérito.
Cuando regresemos a Madrid tenemos que organizar la celebración del cumpleaños de Leonor. Nos recordó en su discurso de los Premios Princesa de Asturias que va a cumplir 15 años pronto. Tendrá su fiesta con distanciamientos. Mi doncella Maripuri ya anda colocando las sillas separadas tres metros en el comedor grande del Palacio Real. Hablando de mi doncella, tengo que deciros que fue idea suya ponerle zapatos de tacón a Leonor. Fue una gran idea: así no se ve tan bajita.
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