
Gracias a Dios y a Sarkozy, nuestro Presidente consiguió una silla en la reunión de la refundación del capitalismo. España estará en Washington con una bolsa de millones para los banqueros y para todo capitalista en peligro de pobreza. No podemos permitir un rico venido a menos. Lo dice mi Felipín siempre:
-Los ricos se suicidarían, Leta. No saben vivir como pobres.
Se me encoge el corazón. Soy algo católica, y creo que el catecismo prohibe el suicidio y hasta lo castiga con el purgatorio. Le pregunto a mi doncella si ve algún banquero español viviendo en el purgatorio.
-Mi tarot sólo predice el más acá, mi Princesa. Y en el más acá, me sale crisis, paro, inflación y depresiones por no tener un trabajo remunerado.
Zapatero llama a Su Majestad para pedirle ideas para el nuevo capitalismo.
-Rajoy quiere una bajada de impuestos, pero no lo voy a contentar, Majestad. Soy un socialista que sólo acepta ideas progresistas.
Su Majestad le propone becar a los nietos de Botín.
-Sé que el presidente del Banco Santander está haciendo un esfuerzo para pagarles los estudios a los nietos en EEUU en estos tiempos de crisis.
-Tenemos que pensar en la tercera edad también, Majestad.
Don Juan Carlos propone regalarle un viaje del IMSERSO a la duquesa de Alba.
-La pobre Cayetana viajó con su novio a Italia por no poder permitirse una estancia en Benidorm como el resto de jubilados españoles.
Yo no entiendo nada. ¿Se ha acabado el socialismo? ¿No existe el comunismo? ¿Van a trabajar los pobres para los ricos? Mi Felipín, en cambio, ya entiende el nuevo capitalismo.
-Consiste en prohibir la pobreza, Leta. Alegra esa cara, mujer. No seremos pobres. Nuestras hijas seguirán educándose en Santa María de Los Rosales.
Zapatero está feliz. Lleva una mochila cargada de ideas. No podrán decir en América que en España no hay gente lista.
-Obama va a quedar con la boca abierta.
Y allá se fue. Espero que se sienta cómodo en la silla del frnacés Sarkozy. Yo no me sentaría en una silla que no pusiera España ni loca. Soy orgullosa.
-Usted no diga nada, mi Princesa. Deje que hable doña Sofía -me dice Maripuri.
Mi doncella sabe que mi afán de justicia no tiene cura. Si por mí fuera, los banqueros no llevaban ni un solo euro de los Presupuestos Generales del Estado.
-El capitalismo me trae sin cuidado. Soy roja.
-¡Leta -exclama mi Felipín.
-Roja y comunista.
-¡Leta, por favor! Piensa en nuestras hijas. ¿Quién las va a mantener?
-De momento las mantiene Hacienda.
-¡Leta!
-Y a ti también te mantiene Hacienda, Felipe. Y a mí. Y a tus padres. Y a tus hermanas.
Mi Felipín dice que debo estar embarazada. Sólo así se explicaría la hipersensibilidad que me produce el nuevo capitalismo.