Pienso en el futuro de mis hijas y sufro. ¿Cómo será España cuando crezcan? Leonor sera la Reina Rubia y ya sabemos como acabó Juego de Tronos. No, no puedo pensar en eso. Tengo que pensar que las niñas están en el colegio preparándose para ese futuro que puede ser maravilloso si ellas lo ven maravilloso. La vida, les digo siempre, es como tú la ves y la ves como la quieres ver.
El otoño me afecta. Por eso pienso en el futuro. Yo soy la Reina de la Primavera. En otoño me puede la tristeza al ver como los árboles dejan caer sus hojas sin hacer nada y los jardineros nos vuelven locos con los soplahojas que no sé quién ha inventado. Dice mi doncella Maripuri que los soplahojas los inventó un hombre resentido con la Humanidad entera. Inventó una máquina ruidosa para despertar a los hombres, mujeres, niños y niñas que pueden levantarse tarde porque son ricos y no hacen nada. Ese inventor resentido está ahora feliz en su casa, riéndose, mientras miles de jardineros ejecutan su venganza contra la Humanidad a lo largo y ancho de España. No sé si hay soplahojas en el extranjero. Nunca me fije. Tampoco pude fijarme porque cuando nosotros llegamos a los palacios de los países vecinos tienen las hojas sopladas, los suelos limpios, los muebles sin polvo y las paredes pintadas. Ves el mundo tan perfecto cuando eres Reina que casi crees que el mundo es perfecto.
¿Por qué hay pobres, mami? me preguntó mi Sofía un día. Todavía no le habían dado su clase de Educación para la ciudadanía en el colegio. Sólo le dieron una. Quitaron la asignatura antes de la siguiente clase. Le pedí a mi doncella Maripuri que contestara la pregunta sobre la pobreza que formulaba la infanta de España. Mi doncella no tenía el día. Dijo que no, que la pobreza existirá siempre y es mejor no explicarla. Los pobres son algo así como una variante de la raza humana que no se extinguirá nunca. Alguna suerte tenían que tener. Por lo menos saben, supongo que lo saben, que siempre seguirán existiendo. Si no son ellos serán sus hijos y sino sus nietos o ese vecino que se le da por ir a jugar el sueldo a las tragaperras. También hay pobres que no juegan lo suyo en las tragaperras ni lo gastan en borracheras y en otros vicios llamados vicios, pero son pobres. Son los pobres obligados a ser pobres por esos vecinos que son ricos. La cosa va de reparto. Si tú comes la tarta entera, yo sólo puedo mirar como la comes y odiarte porque no permites que yo coma mi trocito de pastel.
Empiezo el día. Aquí se va la Reina de España a trabajar en lo suyo. Me pongo un poco de alcohol en las manos para que nadie me pegué una enfermedad en el besamanos.
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