Los blogs que lee Letizia

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Thursday, December 18, 2008

¡Feliz Navidad!






Doña Sofía manda mucho en La Zarzuela. Nuestros súbditos sólo tienen que contemplar nuestra tarjeta de felicitación navideña para darse cuenta. Yo jamás regalaré un tarjetón con un pesebre cuando sea la Reina de las Españas. ¡Antes muerta!

¿Qué pensarán nuestros súbditos ateos? ¿Y los agnósticos?... Seguro que los inmigrantes musulmanes no se sienten queridos por la Casa Real. ¡Dios mío! Me siento fatal.

Yo quería una postal laica. Un Papá Noel montado en un reno quedaría mucho mejor que este Niño Jesús que se le antojó a mi suegra.

-España es un país mayoritariamente católico -sentenció doña Sofía-, y su Monarquía debe estar a la altura de su religiosidad.

Mi cuñada Elena pegó debajo del belén una fotografía de sus hijos.

-Es un poco antigua -se excusó.

Cristina eligió una foto de sus niños más vestidos.

-Llevan moda catalana -nos explicó-. Se lo prometí a Montilla.

Yo abrí la cartera y quité un primer plano de mis Infantitas disparado por la niñera Rafaela un día que estaba menos republicana que de costumbre.

-¿No tienes una foto de Leonor disfrazada de angelita? -me preguntó doña Sofía-. A nuestros súbditos les gustaría ver a al Heredera del Heredero participando en el belén viviente de su colegio privado.

Me negué a entregar las imágenes privadas de mi Leonor para una cosa pública. Mis niñas serán Infantas de España, pero tienen intacto el derecho infantil a la intimidad que les garantiza la Ley del Menor.

Ya recibimos las primeras protestas por la postal religiosa. Mi Felipín se encerró en su despacho aquejado por un fuerte dolor de cabeza.

-El Príncipe teme no ser Felipe VI, mi Princesa -me comentó mi doncella-, y no es para menos: por Cataluña andan gritando que muera el Borbón Felipe V.
-Ya pidieron perdón, Maripuri.
-Pues espere usted a que en el desfile del Orgullo Gay le griten disparates a su suegra doña Sofía.
-Todavía estamos en Navidad, Maripuri.
-¿Tiene por ahí mi regalo, mi Princesa? Cesta de Navidad no quiero. Yo quiero dinero, euros de verdad, billetes grandes.
-¡Maripuri!
-Voy a poner en esa postal que quienes la reciban nos manden un donativo a La Zarzuela.

No se lo permití. Pedir es una vergüenza. Yo prefiero solicitar impuestos obligatorios. Es cierto que necesitamos dinero. La crisis me está dejando pobre. Pero no para pedir, sino para exigir un salario más digno.

Vuelvo a mirar la postal. ¡Qué guapas son mis niñas! Dos soles. Leonor, gracias a Dios, ya sabe cantar en inglés "Noche de paz", tal como demostró en la fiesta de su colegio. En Los Rosales la tratan con más mimos que me trataron a mí en mi colegio público de Oviedo. Pero, aun así, no me convence ese centro. Donde haya un colegio público que me quiten los colegios pijos.

Thursday, December 11, 2008

Treinta años de Constitución



La Constitución la celebramos con una fiesta cutre. Nada de desfiles militares, nada de copas, nada de canapés. Por no haber casi no hubo discursos. Pepe Bono, el presidente del Congreso, dijo unas palabras, supongo que dedicadas a su numerosa familia, porque algún diputado que había por allí le prestaba más atención a los periodistas. Los corrillos de siempre.

El sábado decían que la ministra Chacón andaba por Lisboa de fiesta.

-No merecemos esta ministra -me comentó un diputado pepero-. Es pacifista y nacionalista catalana.
-Yo no hablo de política -le dije siguiendo al pie de la letra los consejos de Su Majestad.

Rajoy se acercó para enseñarnos las fotografías de sus hijos.

-Mire, mire, Alteza. Son muy riquiños.

Casi me emociono con tanto amor de padre. Le di un codazo a mi Felipín para que aprendiera. Mi esposo no hizo caso. Escuchaba el discurso de Su Majestad por ambos oídos.

Doña Sofía , en una esquina del salón de los Pasos perdidos, hablaba de los niños porque la mujer de Zapatero ponía cara de pena. Doña Sofía le estaría contando con pelos y señales el accidente de bicicleta de su nieto Miguel.

Cuando izaron la bandera en la plaza de Coplón, mi corazón dio un vuelco. ¿Sería yo un día la Reina de España? Llamé a mi doncella para que me tranquilizara.

-El tarot no dice lo contrario, mi Princesa -me aseguró Maripuri.

Respiré aliviada y aplaudí con todas mis fuerzas.

Una señora con aspecto de mujer de militar gritó ¡viva el Rey! Yo sonreí para que la buena mujer se animara a gritar ¡viva Letizia! No hubo manera. España es un país tan machista que no grita vivas a la mujer más importante de la Familia Real, esta humilde servidora de la Patria.

Mi niña Leonor me envió un SMS: "te estamos viendo en la tele". Crucé los dedos. La niñera Rafaela seguro que les estaba dando una clase de republicanismo a mis Infantas.

Doña Espe hablaba de la crisis. Su experiencia en Bombay ya era agua pasada, pero la crisis le quitaba el sentido.

-Creo que voy a tener que apagar los radiadores y envolverme en una mantita, Alteza. No puedo permitirme tantos gastos ahora que voy a ser abuela.
-¿Su nieto no trae un pan debajo del brazo? -le pregunté.
-Sólo trae una boca para alimentar.

Me aparté de Esperanza y me acerqué a Gallardón buscando una conversación optimista. El alcalde también estaba triste.

-Rouco me prohibió hablar con el Papa, Alteza. ¡No voy a ir a la reunión de familias cristianas!
-Nosotros tampoco iremos. Somos una familia moderna.

Su Majestad señalaba el reloj. Había que marchar. Corrí hacia el coche oficial donde me esperaba mi Felipín.

-Papá tiene una cacería esta tarde, Leta.
-¿En Rusia? -pregunté.

Doña Sofía puso el grito en el cielo. Quería llevarnos al cumpleaños de Pablo.

-Pasaremos el puente en la casa de Crisitna y Juanito irá a esquiar a Baqueira. Nada de cacerías.

De la Constitución nadie habló. Mi cuñada Cristina tenía su casa-palacio llena de ejemplares de la Carta Magna.
-Las reparten los populares y yo no me puedo negar a coger un ejemplar -se excusó-. ¿Le traéis regalos a Pablo?
-Muy catalana te has vuelto, hija.
-La crisis me agobia, mamá.

A mí lo que me agobia es pedirle dinero a Zapatero. Cuando sea la Reina de España, nombraré a mis contables ministros de Hacienda y Economía. Mi contable Juan sabrá llevar mejor el Presupuesto que el ministro Solbes. Seguro que dice "todo para mi Reina". Voy a vivir mejor que María Antonieta, con el permiso de ese nacionalista catalán que grita ¡muerte al Borbón!. Dios no lo quiera. Mi suegro debe morir en la cama.

Tuesday, December 02, 2008

Tiros en Bombay y crucifijos por aquí




He decidido alejarme todo lo que el protocolo me permita de Esperanza Aguirre. Una mujer que sube a un helicóptero y sufre un accidente, va a Bombay y empieza a su alrededor un tiroteo, no es una buena compañía para una princesa que aspira a reinar. Mi Felipín cree que la presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid tiene buena suerte. Yo no opino lo mismo.

-Estoy segura de que no sobreviviría a tales experiencias, Felipe. Siempre fui miedosa.
-Tenemos que ir a verla, Leta. Tengo aquí unos décimos de lotería de Navidad que quiero pasarle por la espalda.
-¡Felipe! -exclamé escandalizada-. ¿Qué confianzas son esas?

Mi doncella nos rogó que no nos acercáramos a la presidenta de Madrid.

-La única lotería que atrae esa mujer es la de la guadaña. Aléjese de ella, mi Princesa, que un tiro perdido puede dejarnos sin la futura Reina Letizia.

Doña Sofía también se opuso a la visita.

-No quiero ser la abuela de dos Infantas huérfanas. Esperanza ya ha gastado dos vidas y, si no tiene más que tres, la próxima la palma. Voy a decirle a Juanito que no la vuelva a invitar a nuestras fiestas del Palacio Real. Podría provocar una catástrofe con su presencia.

Tiemblo. Me vienen ganas de recluirme en mi palacio como Juana la Loca y no volver a salir hasta mi proclamación como Reina de España.

-Majestad -le digo a mi suegra, pregúntele a don Juan Carlos si va a abdicar pronto. Quiero ser Reina lo antes posible.
-No te desesperes, Letizia.
-Imagine que Esperanza Aguirre atrae una revolución gloriosa como al que destronó a Isabel II. Yo no podría llegar a ser reina.

Doña Sofía no imagina tanto. Calla y entra en el despacho de Su Majestad sin llamar.

-Sofi, tengo audiencia con monseñor Rouco. No nos interrumpas, pro favor.
-¿Le estás pidiendo la anulación del matrimonio de Elena y Jaime? Yo prefiero que se reconcilien. No me gusta nada el nuevo novio de Elena, ese chico que le descubrió Peñafiel.
-Señora -la interrumpe Rouco-, venía a pedir la ayuda de la Monarquía para que no le quiten el crucifijo a los niños de Valladolid.
-¿Quiere que le conceda otra entrevista a Pilar Urbano, monseñor?
-Hable con Zapatero. Dígale que Dios tiene que estar presente. Dios nos salva. Salvó a Esperanza Aguirre de las bombas en la India.

Según monseñor Rouco, doña Espe siempre sale de su casa con un crucifijo en el bolso.

-Aquí les dejo unas cruces. Llevenlas a los colegios de los niños.

Mi doncella puso el grito en el cielo. Menos mal que Rouco ya se había ido porque, si la oye, la excomulga.

-Rouco es más capitalista que Esperanza Aguirre, mi Princesa. Para sus colegios privados pide dinero y par a los colegios públicos pide crucifijos.

Yo no puedo decir nada. Estoy cometiendo el imperdonable pecado de llevar a Leonor a un colegio pijo para que se le pegue la buena suerte de los ricos.

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