Cristina es rica de verdad. Vendió un montón de casas y fincas sin y eso no se hace porque bien podríamos haber pasado de pagarle sus servicios como Infanta de España. Mi Felipín no lo cree; sigue pensando que su hermana es pobre.
-No tiene un duro, Leta.
-Yo tampoco tengo un duro y pocos euros me quedan para mis gastos este mes.
-Tú me entiendes.
¡Vaya si lo entiendo! También lo entiende mi doncella Maripuri. Me dijo el otro día que se está enamorando de Urdangarín.
-Yo querría un marido así, mi Princesa. ¡Un ladrón!
-¡Maripuri!
-Su cuñado Urdangarín es el yerno que querrían todas las suegras. Sabe robar, llevar dinerito a casa.
-No sabes lo que dices.
-¡Vaya si lo sé! Yo quiero un marido que traiga billetes de 500, no la tarjeta del paro.
Mi doncella perdió la cabeza. La corrupción está haciendo estragos en ella. En vez de condenar a los corruptos, los admira y lo malo es que muchas personas en mi España están pensando que vale la pena robar. ¡Menudo país el mío!