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Estoy preparando todo para el nacimiento del hermanito de mi niña Leonor. Ayer no fui a la cena de gala del Presidente de Portugal porque es muy cansado recibir tantas felicitaciones. Además estaba ocupada adaptando mi coche a la nueva normativa de tráfico. Le he puesto un cartelito que dice "princesa embarazada". Me parece que había que poner "embarazada a bordo" pero me pareció vulgar esa expresión. Queda mucho mejor un cartelón en todo el cristal trasero con un "princesa embarazada" en letras doradas y con el escudo de la Monarquía Borbónica.
Cuando regresó mi Felipín del fiestón oficial lo obligue a subir a auto par darnos un paseo por Madrid. El jardinero Jordi nos hizo de improvisado chófer porque es el único que nos inspira confianza para nuestras locuras. Los conductores oficiales se chivan siempre a doña Sofía.
-Mi Princesa -me dijo Jordi- si me permite usted decirle... esto de "princesa embarazada no es muy correcto. También está esperando doña Máxima.
-Tiene razón, mi amor. Deberíamos poner "princesa Letizia embarazada".
En ese momento sentí una mezcla de nausea y antojo y con la última pluma estilográfica que compre en un Cadena Cien modifique el cartelito del cristal trasero. Las mujeres embarazadas tenemos que cumplir nuestros deseos de manera inmediata.
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