
¡Soy feliz! Mis segunda niña Infanta nació el domingo veintinueve de abril, justo el día que yo había previsto.
Es guapísima, un encanto de rorra. Rubita, con ojos claros, creo que azules, y gordita. Sólo lloró en el momento de emerger de mi barriga. Pobrecita. Estaba cómoda en mis interiores íntimos.
-Llama a casa, Felipe -le ordené a mi marido Príncipe-. Hay que decirle a Leonor que tiene una hermana.
-Pero Leta, amor, el doctor te tiene que arreglar. Ya hablarás por teléfono más tarde.
-Hablo ahora mismo -le dije-, mis oídos no están afectados por la epidural.
-En el paritorio están prohibidos los móviles, Alteza.
Los médicos están para fastidiar. No pude hablar con mi doncella hasta que me llevaron para mi habitación. Nada más llegar, me abalancé sobre el teléfono, y llamé a Palacio.
Me contestó el contable Juan:
-Maripuri no está, Princesa. Fue para la Ruber a repartir churros a la prensa.
-¿Y quién cuida a Leonor?
-Yo la cuido, Alteza, tengo mucha mano para los niños. En mi vida anterior fui padre varias veces y no hubo queja.
Las vidas anteriores no sirven para nada. Yo ya fui esposa y ¿de qué me sirvió? Cada marido es un mundo distinto.
Le dije a mi Felipín que buscara a Maripuri entre los periodistas. Tardó tres horas en encontrarla.
-Tuve que hablar con los periodistas, Leta. Querían saber los detalles.
-¿Qué nombre les dijiste?
-Sofía.
-¡No!
-Compréndeme, Leta, a la Reina le hacía ilusión que una nieta suya llevará su nombre.
-¿Por qué no le dijo a sus hijas que se lo pusieran a sus descendientes femeninas?
-Mis hermanas no van a tener más hijos.
-Ojalá que tengan una docena más.
-Por favor, Leta...
-Yo a mi hija no la llamo Sofía. Prefería que se llamara Lucrecia.
-Puedes llamarla Aifos. Mi primer barco se llamaba así.
-¿Sofía al revés? No, no me gusta.
-Si me permite, mi Princesa...
-Dime, Maripuri.
-Llamenla infanta So.
-¡So se le dice a los caballos!
-No se altere, mi Princesa. Tome estos churros que hizo la cocinera Ángela.
-No tengo hambre. ¿Tiens un pitillo, Maripuri?
-¿Va a fumar? Es malísimo, mi Princesa.
Ni siquiera pude fumar. Llevo nueve meses largos sin fumar ni un triste cigarro rubio. En cuatro o cinco días estaré en Palacio y podré fumar con placer. Lo que diga Maripuri no me importa. Mi doncella es no fumadora, abstemia y buena chica. ¿Cómo será mi Sofía infanta de mayor?