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Monday, May 12, 2008

Mi viaje a Polonia



La prensa vuelve a criticar mi presunta delgadez. Digo presunta porque la verdad es que estoy bien alimentada gracias a los caldos gallegos que me prepara la cocinera Ángela.

-No leas las revistas -me aconsejaba mi Felipín durante nuestro viaje a Polonia-, son responsables de que muchos famosos pierdan la olla. Fíjate en Pajares, tan buen actor y con la cabeza perdida.
-Pajares perdió el norte por motivos económicos, Felipe. Calla, anda, que tengo que acabar de informarme.

Mi Felipín sufre mucho por mí. No aguanta que me critiquen. Si por él fuera, el Fiscal General del Estado secuestraría todas las publicaciones. Se acabaría la prensa en España.

-Voy a enviar un comunicado al "¡Hola!", Leta. Hay que decirles a los españoles que su Princesa no es anoréxica.
-Pero ¿tú quién te crees que eres, Felipe? ¿La baronesa Thyssen? Nosotros somos los Príncipes de Asturias, los Herederos de la Corona del Reino de España. Guardate la gana de firmar papeles para cuando empieces a trabajar en la firma de leyes en el BOE.
-¿No iba a ser rey?
-¡Felipe! El Rey de España trabaja firmando las Leyes del Estado.

Estaba de los nervios porque entre Peñafiel y los gobernantes derechones de Polonia, una se pone en tensión.

El presidente gemelo de la patria del antiguo Papa casi me vuelve tarumba. En vez de hablar de política hablaba de religión.

-Yo soy católico, Alteza, ¿y usted?

Iba a decirle que era atea, pero mi Felipín se apresuró a decir que toda España es católica.

-Fue un gran mérito de mi antepasada Isabel de Castilla que conservamos con orgullo -manifestó.

Dos horas más tarde nuestros móviles sonaron al unisono. Nos llamaba la vicepresidenta maría Teresa.

-Altezas, España es un país laico.
-Aconfesional -la corrigió mi Felipín.

Discutieron toda la noche. Mi Felipín tenía los cables cruzados y no había forma humana de hacerle cortar la conversación.

-Dijo que va a modificar la Constitución, Leta. Parece que quiere echarnos.
-Por tu culpa, Felipe. ¿Quién te manda defender a los curas?
-Fue lo que me enseñaron en el master de Relaciones Internacionales que estudié en la Universidad de Georgetown. Hay que defender a la Iglesia, Leta, para que los españoles puedan bautizarse, hacer la primera comunión, confirmarse, casarse e irse al más allá con las bendiciones de una extremaunción.
-¡Calla! -chillé.

Unas ganas locas de conocer mi futuro me asaltaron. Eran las cuatro de la mañana en Madrid, pero tenía que hablar con Maripuri.

-¿Van mal las cosas en Polonia, mi Princesa? -me preguntó mi doncella-. Por aquí no hay novedad: el PP sigue en crisis, ZP gobierna sin oposición, los precios suben cada día más, el paro aumenta...
-Cuéntame algo bonito, Maripuri.
-La infanta Sofía ya le pega a la infanta Leonor.
-¡Por Dios! -exclamé horrorizada.
-Su Majestad les envía un profesor chino para darles clases de judo. Sofía será una gran judoca, mi Princesa.Lo dice la baraja española y lo confirma el tarot. Tiene un gran futuro en el ejército.
-¿Para eso he parido con dolor?
-Ganará mucho dinero, mi Princesa. Yo de usted estaría orgullosa.

Maripuri sólo piensa en el dinero. Para ella el éxito se mide en euros. Eres lo que tienes y punto, según el criterio monetarista de mi doncella.

-Maripuri es un poco keynesiana, otro poco marxista y algo neoliberal -me comentó el contable Juan.
-Eso es difícil de entender.
-Espero que entienda que tiene que comprar menos vestidos, Alteza. La última factura de Lorenzo Caprile es astronómica. Ha protestado hasta la ministra de Fomento.

¡Qué difícil es ser princesa! me mandan a Polonia a conseguir contratos para los empresarios españoles y quieren que vaya vestida con baratillos. ¿No comprenden que yo para sentirme importante tengo que llevar un buen vestido?

-¿Ya ha regresado, mi Princesa? Tengo un notición para usted: Risto Mejide acaba de decir en la tele que usted es un producto con fecha de caducidad.

Quedé sin palabras. ¿Me critica Risto? No, por favor. Prefiero las críticas de Peñafiel mil veces. Si Risto Mejide se pone a criticar la Monarquía, no aguantamos ni un telediario en el trono. Espero que ese notición de Maripuri no sea cierto.

26 comments:

Marta said...

Mi princesa:

Un poco delgada si que la veo, si. Igual es que no le mando suficientes trozos de tarta. La mandaré uno todas las semanas, jajaj. Por Sofia no se preocupe, ser judoka es una profesión muy del siglo 21. Es mejor que saque el carácter desde pequeñita.

Y por Risto no se preocupe. Que no le llega a usted ni a la altura del tacón

Genuflexiones y besamanos

Carlota said...

La verdad es que por lo que veo, es una gran desgracia ser princesa de este país... ya no me da envidia :P. Un beso!

Fini Calviño said...

Y yo que me esperaba una crónica de como estas con lo de tu hermana... ays que no ganas para disgustos ;-) besos!

Anonymous said...

Olá querida Letizia!
Não te preocupes com as criticas, o importante é você estar bem saudável.
Que tenhas uma ótima semana com muita saude e paz!
Beijos

Buenos dias con Poesía said...

Estimada Princesa:

Después de leer el manifiesto publicado hace dos días por Fini y que he copiado y pegado en mi blog, ratificándolo, tengo que empezar a no dudar de su categoría real al cuadrado, y más viendo la seria demanda que con toda la razón presenta su hermana para que se ampare por la vía de las medidas cautelares sus legítimos derechos sobre el honor, intimidad e imagen. Sería importante que copie y pegue el manifiesto de la bloguera Fini.

Es una locura la falta de respeto con que se tratan los asuntos de los famosos, amparados en la libertad de expresión, cosa de la que supongo sabrá usted más que yo por su profesión, y por mi condición de sencillo leguleyo generalista de pueblo con una visión poco especializada.

En cuanto a los delitos de injurias y calumnias contra la corona están ahí en el Código Penal, pero quizá no sean politicamente oportunos, como ya se vio con el asunto de El Jueves, aunque la usurpación de funciones, si existiera en el blog por alguien que se hiciera pasar por usted, sería un delito muy serio, como para seguir publicando.

Me estoy desviando de su entrada, que tiene mucho que comentar.

Vayamos por partes como decía Jack el destripador:

Su delgadez.........se lleva. El viernes vi por primera vez, con 35 años que tengo, el Gatopardo de Visconti, e igual que Claudia Cardinale era el mito de la belleza en esos años, hoy se lleva la belleza delgada, por lo que no se preocupe usted por su figura.

Ya quisieran algunos (envidia, pecado capital y el más nacional).
Me acordé mucho de ustedes viendo esa película, Lancarster se me parecía al Rey y Delon a su esposo, y la picardía de la Cardinale me gusta por sus comentarios cariñosos y frescos (lo único que no me gusta mucho es lo de súbditos aunque sea en broma).

"Todo tiene que cambiar para que todo siga igual"

En cuanto a su viaje a Polonia, pues bien, pero yo me quedo con su viaje a Brasil, concretamente a Salvador de Bahía. Ese país es el futuro por su potencial turístico, y yo empezaría a mediar para que España mantuviese unas relaciones privilegiadas fundadas en valores nuevos ya que historicamente no existen. Yo estoy seguro porque conozco bien a los brasileños (he ido 9 veces) que estarían deseando algún tipo de gesto de nuestra Corona, que yo ya tengo pensado. Su Alteza, creo que debería usted adoptar un niño barón del barrio del Candeal y darle todos los honores de infante. Eso a los brasileños los volvería locos y ustedes disfrutarían mucho a nivel personal, aparte de ser un gesto que a nuestro pueblo seguro que le gustaría (imagínese como se pondría el cursi de Peñafiel).

En cuanto al catolicismo, siento haberle defraudado con mi entrada anterior, pero lo que hemos perdido esta generación es un don del espíritu, el temor de Dios, es decir la falta de respeto a las instituciones, tradiciones, religiones propias y ajenas. No me preocupa que este país sea laico o aconfesional me preocupa más esa falta de respeto continua de los periodistas y los medios, que hacen que los jóvenes no tengan respeto hacia nada. Mucha falta de educación por culpa de tanta información. Y los sociatas están intentando desprestigiar a la Iglesia, cuando Felipe González contaba para todo, con el hombre más santo vivo que conozco Don Ramón Buxarrais. Yo entiendo que usted no comulgue con una Iglesia de legionarios de Cristo, Opus Dei, los Quicos de los que viene el cardenal que les casó, etc, etc...

Con la Iglesia hemos topado Sancho, pero eso es la jerarquía, que aterrorizada con el discurso de la luna y la apertura de ventanas del Papa Juan XXIII, desde entonces se ha encargado que la fumata blanca sea todo menos Espiritu Santo.

Busque usted Princesa, algún curilla humilde y sencillo, y tenganlo en Palacio como el jesuita del Gatopardo por si acaso.

En mi blog, ayer que fue Domingo de Pentecostes, colgaba los dones del Espiritu Santo:

- Sabiduría
- Inteligencia
- Consejo
- Fortaleza
- Ciencia
- Piedad
- Temor de Dios

Se imagina usted que con sólo pedirlo un ser bueno, un Papá, nos regalase esos dones por la cara. Por si acaso, mejor creer en ésto que en el Tarot y en los horóscopos (y eso que yo nací el día de Halloween y spy medio brujo), más que nada por tradición, pero siempre de la mano de curas que estén medianamente normales, que es como los jueces, muy difícil de encontrarlos, pero que haberlos "haylos". Tantos años de estudio y sacrificio en la flor de la vida, no sientan nada bien.

Como me enrollo, Princesa, pero ya termino. Que Sofía vaya a ganar dinero es una buena noticia para la Corona (me vuelvo a remitir a El Gatopardo).

El Risto Mejide llega a las masas, pero la fecha de caducidad es suya, morirá de éxito como Matamoros, y tantos que sólo van a saco a lo negativo de los demás. Vende pero no tiene importancia. Su reinado está asegurado por la simpatía del pueblo al Rey, sólo hace falta que le deje usted alguna juerguecilla aunque sea sólo ficiticia a su Felipe, que eso a los españoles nos gusta, que se le vea la sangre Borbón.

Por último y en cuanto a mi existencia, no se si se refería usted a la personal o se ha confundido con que le pruebe que el palomo existe.

Por si acaso tiro al plato, Princesa, en vez de tiro pichón, y en cuanto a mi "realidad" cósmica, es como la del Espíritu Santo, solo tiene usted que pedirla.

Me haría usted un gran honor si se hiciera bética, sin dejar a su equipo del Norte, y creo que al Gatopardo también le haría ilusión porque su madre fue como la Duquesa del Alba, béticas de las forofas de verdad.

Un abrazo tipo pozo, hondo y profunfo,

José Luis Martínez Hens.

Belén said...

Por dios Majestad... no me diga lo del Risto que me asusto! si puede defenderse, me lo haga pero sin usar esas tretas que prepara el, por dios...

Y si no le son suficientes con el caldo gallego, yo le hago unas lentejas con puerros que son para chuparse los dedos, por maja!

Besicos

Pakous said...

Ufff, las fiestas pueden conmigo... Antes cuando era más viejo podía con todas, ahora tras rejuvenecer me saturan, y eso que no estoy tan flaco como tú.
Besos cargados de admiración republicana.

Paco Becerro said...

Un poquito más de carne, yo creo que te iría bien querida princesa, pero vamos, yo soy incondicional...

Siempre te veo muy guapetona, pese a mi natural admiración por mi rubia azabache...

Besos plebeyos

Mad Hatter said...

Estoy con "FutBlo", estaría usted mejor con algo más de peso, Alteza.
Ole por su señora hermana y muy bien dicho J.L. Martínez. En este país lo que sucede es que se quiere proteger a toda costa el gran negocio del morbo nacional.
Cualquier persona debería poder elegir cuando quiere salir en los medios y cuando no. Sería muy fácil saber cuando un periodista hace un trabajo respetuoso y cuando se acosa o se interfiere en la vida privada de las personas. En otros países no pasa esto, me parece una vergüenza nacional.

noemozica said...

en realidad no pariste con dolor, chata... acuérdate de q te hicieron cesárea!! :p

Mª Ángeles Cantalapiedra said...

Te juro que ayer vi una noticia de la princesa y me dije "esta locuela la habrá visto" pues tú la sacarías jugo de narices.
te pongo el link reinona:
http://www.vanitatis.com/cache/2008/05/13/42_exclusiva_letizia.html

Un besito

Reina Letizia said...

Mis muy queridos súbditos y súbditas:

Yo le saco jugo a todas las noticias porque una no ha dejado de ser periodista por mucho sí quiero que le haya dado a un príncipe heredero.

¡Lo que duele una cesárea! En mi caso fue un horror. La anestesia no me hizo efecto y ¡lo que lloré! Mi Felpín tuvo que arrancar las sábanas de la cama para secarme las lágrimas con amor y tela. No sigo para no alimentar el morbo de algún paparazzi que seguro que me lee.

Yo no me siento muy delgada. Me encuentro normal. Talla 34.

Curas no necesitamos en Palacio. Tenemos suficiente con Rouco en la Almudena y el Espíritu Santo que me he convencido de que existe.

De mi hermana no hablo porque igual se enfada y me demanda. Ella es así de borde en esas cosas.

Muchas gracias por los consejos de alimentación. Probaré con las lentejas a ver si adelgazo más y aumentan las críticas a mi bella persona.

Besos de Princesa

Buenos dias con Poesía said...

Estimada Princesa:

Tiene usted razón, quitamos cura como animal de compañía. En cuanto al Espíritu Santo, ya que está convencida, hoy me ha hecho una jugada y en mi lectura matutina, empiezo un libro, de los muchos que tengo pendientes y que se que ahora no puedo meterme de lleno, un libro de Juan Carlos Onetti, "Dejemos hablar al viento", y va y me encuentro de sopetón en el primer capítulo:

"Desde muchos años atrás yo había sabido que era necesario meter en la misma bolsa a los católicos, los freudianos, los marxistas y los patriotas. Quiero decir: a cualquierra que tuviese fe, no importa en qué cosa; a cualquiera que opine, sepa o actúe repitiendo pensamientos aprendidos o heredados. Un hombre con fe es más peligroso que una bestia con hambre. La fe los obliga a la acción, a la injusticia, al mal; es bueno escucharlos asintiendo, medir en silencio cauteloso y cortés la intensidad de sus lepras y darles siempre la razón. Y la fe puede ser puesta y atizada en lo más desdeñable y subjetivo. En la turnante mujer amada, en un perro, en un equipo de fútbol, en un número de ruleta, en la vocación de toda una vida".

Se me rompen los esquemas, será que hoy es martes y trece y tengo el espíritu de vacaciones.

No tengo palabras para terminar. Encima hay un artículo en el blog de Vicente Verdú que me ha dejado K.O. Creo que lo mejor será poner la mejilla y quedarme con un par de besos de Princesa, pero que conste que yo no soy súbdito, sigo siendo un hombre libre o al menos eso aprendí de Cervantes.

"-La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres. Digo esto, Sancho, porque bien has visto el regalo, la abundancia que en este castillo que dejamos hemos tenido; pues en metad de aquellos banquetes sazonados y de aquellas bebidas de nieve, me parecía a mí que estaba metido entre las estrechezas de la hambre, porque no lo gozaba con la libertad que lo gozara si fueran míos; que las obligaciones de las recompensas de los beneficios y mercedes recebidas son ataduras que no dejan campear al ánimo libre. ¡Venturoso aquél a quien el cielo dio un pedazo de pan, sin que le quede obligación de agradecerlo a otro que al mismo cielo!"

Sólo faltaban dos pájaros enjaulados...

Besos de lince ibérico, y nos vemos en Doñana. Espero que me tengan ya preparada para entonces el dispositivo ese que le ponen para controrlanos bien por donde anda, y que no nos pase como al lince Ramón de Kiko Veneno.

José Luis Martínez Hens.

FUERA DE SERVICIO said...

Delgada usted, pues si lo esta pero aun no entiedo como fue que trajo al mundo a semejantes Infantas, su estomago crecio normal, Y NO exajero, No se vio miu chica ni se vio demaciada y eso que la vi por la television, aun así con las niñas bien grandotas que tubo vea el cuerpo que luce, usted si que es una verdadera princesA DE CUENTO....

GLOBAL TRAMITS SL said...

Mi querida princesa:
YO sinceramente la veo un poco delgada, pero tampoco es para alarmarse, usted sabe que cuando pase por mi casa siempre tiene algo que echarse a la boca.
Esa infanta promete!!! esta claro que ha sacado su caracter y no el de los borbones (en general) que son bastante ¿blandengues?

Animo princesa, pronto llegará a calzarse la corona de España y para entonces, espero que solo quede Rouco en toda españa.
Hoy besos ateos y republicanos.

Mr. TAS said...

maripuri es un poco tuttifutti!! jajajaj

PaoValdivieso said...

bueno que me ha encantado tu blog seguro te visitare mucho oky un besote y gracias por tu visita

juan rafael said...

Pues ahora se han inventado el rebautismo, que lo hacen dos dias antes de la comunión ¡toma ya!

Nosotras mismas said...

No lo vamos a negar, un par de kilos más, serían favorables.

Besos

Marinel said...

Pues, permítame decirle, querida Princesa, que a mí particularmente me cae usted bien.Que me parece una mujer con personalidad,oyesss.Que ha sabido ganarse el favor del pueblo que la admira con esa elegancia innata que viste de Caprile.Con esa delgadez tan criticada y envidiada al mismo tiempo y déjeme decirle algo más:Las críticas son buenas, porque quieren decir que usted no pasa desapercibida.Y no quiero dejarme en el tintero que dichas críticas generalmente, vienen de personas que no saben hacer muchas más cosas que esas, por lo tanto déles usted la importancia que merecen:Ninguna.
Ha sido un placer recibir su visita y devolvérsela, aún más.
Siempre en contacto, con su permiso, me despido.
Le remito unos besitos de ésta plebeya española.

Anonymous said...

No haga caso del Hola ni de esas habladurías que la tratan de anoréxica, eso es pura envidia!!

De modo que cuando pueda pase por nuestro blog, para que su estupenda cocinera Ángela le prepare un buen caldo con lo que le espera allí... ¡seguro que se le van a poner coloretes en sus mejillas sin necesidad de maquillarse!
Besos multicolores

Buenos dias con Poesía said...

Estimada Princesa:

Le dejo un artículo en el suplemento de El Pais en cuanto a El Gatopardo. Ví la película hace unos días y este sábado compré la novela y el mismo día me encuentro con un artículo de El Pais.

Hoy, me encuentro en el Bog del jardinero de Bormazo un artículo;

http://pericoteo.blogspot.com

y la sentencia tan impactante de:

Se vogliamo che tutto rimanga come è, bisogna que tutto cambi.

Mi sono spiegato?

Le dejo el artículo de El Pais.

El sublime secreto de 'El Gatopardo'

El retrato brillante e incisivo de los orígenes de la Sicilia moderna de Giuseppe Tomasi di Lampedusa evoca un mundo perdido, pero no es sentimental ni nostálgico.

PETER ROBB 17/05/2008

El libro que viene hoy inmediatamente a la cabeza cuando se piensa en Sicilia, una novela que todo el mundo adora, una obra que resucita la energía y la dimensión de Stendhal y Tolstói para mostrar un entretejido de vidas privadas y convulsiones históricas, es El Gatopardo, de Giuseppe Tomasi di Lampedusa, publicado hace 50 años -un año después de la muerte de su autor-, y ese hecho es, ya en sí, extraordinario.

La memoria era todo lo que le quedaba y lo que le ayudó a dar vida a sus prolongados esfuerzos por comprender Sicilia, el pasado y a sí mismo
En primer lugar, es asombroso que se pudiera escribir un retrato tan brillante e incisivo de los orígenes de la Sicilia moderna y la decadencia y muerte de su aristocracia desde la agonía, y que lo hiciera el último de una noble estirpe. Giuseppe Maria Fabrizio Salvatore Stefano Tomasi, nacido en 1896 y príncipe de la diminuta isla de Lampedusa tras la muerte de su padre en 1934, fue un hombre cuya vida, vista desde fuera, exhibió todos los desajustes y dificultades terminales de la clase -ya superflua- a la que pertenecía. Fue un hombre que no hizo prácticamente nada en toda su vida más que producir una única obra maestra al final. Sus contemporáneos le consideraban tímido, letárgico y dominado sin remedio por su madre y su esposa, y se sorprendieron ante su fama póstuma.

Pocos años después del final de la Segunda Guerra Mundial, Lampedusa cumplía 50 años y la tambaleante aristocracia terrateniente siciliana, una clase endogámica y encerrada en sí misma desde hacía largo tiempo, se encontraba abatida por un siglo de derrotas históricas que habían empezado con el desembarco de Garibaldi en la isla en 1860, la derrota de la monarquía Borbón en el sur y la unificación de Italia. Después llegó la catástrofe del fascismo, luego la guerra, y el golpe definitivo y mortal fue la reforma agraria. Tras la guerra, los campesinos -que habían dejado de estar sometidos- y el Partido Comunista liberado forzaron el desmembramiento de los vastos latifundios sicilianos. Los aristócratas perdieron su base material de ingresos y su poder real sobre las vidas sicilianas en una sola catástrofe irreversible y terriblemente tardía.

Los aristócratas de Sicilia no han desaparecido por completo. Hoy se aferran a los jirones de lo que poseían en otro tiempo. Los más sagaces se dedican a los negocios. Varias dinastías famosas dan nombre a grandes vinos sicilianos y Palermo es, desde hace mucho tiempo, un lugar para hacer negocios, y no para acudir a bailes y burdeles. En una noche reciente como de ensueño, me llevaron a un oscuro palazzo en la vieja Palermo en el que entramos, por una puerta sin ningún tipo de señal, a un circolo en el que grupos de antiguos supervivientes, sentados en frágiles sillas doradas sobre alfombras raídas, degustaban pez espada a la parrilla, granita di limone y un fuerte café solo, todo ello servido por camareros de librea y guante blanco. Algunos aristócratas vendieron sus posesiones y partieron al exilio. Hace unos años, en Manhattan, cené con una noble siciliana en cuya casa había jugado Lampedusa de niño. La dama había pasado la mayor parte de su vida en París y Nueva York y se consideraba estadounidense.

Lampedusa era demasiado inteligente y de convicciones democráticas demasiado profundas para lamentar el final del único mundo que conocía, aunque seguramente no sintió haberse ahorrado la guerra fascista por ser un terrateniente, es decir, "cabeza de un establecimiento agrario". Las casas de su familia habían quedado arrasadas por las bombas aliadas y su esposa, una formidable baronesa que era pariente política suya, había perdido su castillo y sus terrenos en Lituania, confiscados por la Unión Soviética.

Su vida ya había sido un largo esfuerzo por comprender el mundo y su extraño sitio en él y, antes de la guerra, había viajado por toda Europa, especialmente a Inglaterra y a las tierras de su mujer en el Báltico. Leía sin cesar literatura europea, sobre todo las grandes novelas inglesas y francesas, y absorbía lo que luego iba a necesitar de Stendhal y Jane Austen. De los libros de esta última, decía: "No ocurre nada, gracias a Dios". ¿Era consciente de que necesitaba aprender de estos maestros, o cristalizaron algún oscuro anhelo que él ya sentía? Quién sabe.

La pérdida de la realidad física de su primer mundo personal, por bombas, terremotos, litigios dinásticos, decadencia física y ventas forzosas, pareció desencadenar un aluvión de recuerdos liberador. La memoria era todo lo que le quedaba y lo que le ayudó a dar vida a sus prolongados esfuerzos por comprender Sicilia, el pasado y a sí mismo. La desaparición de los amados palazzi y los terrenos de su niñez desembocó en la crisis creativa que, en sus últimos años, produjo una breve novela sobre otro periodo anterior de crisis y otro miembro de su propia familia.

El ambiente de 1860 en el que vive el príncipe en la novela permanecía prácticamente intacto una generación más tarde, cuando Lampedusa era niño, antes de la Primera Guerra Mundial. El sublime secreto de El Gatopardo es que resulta afectuoso, humorístico y sensual en su evocación de ese mundo perdido, pero nunca sentimental ni nostálgico. El cariñoso retrato en palabras de los jardines, los salones y las salas de baile, las capillas privadas, las bibliotecas, las cocinas y las carrozas sirve para explicar a las personas que los habitaban. Los recuerdos sensuales de la comida, el vino, el incienso y los rituales reproducidos de la caza, el baile, los servicios religiosos y las cenas están mitigados por una interpretación muy mordaz de los intereses personales, las relaciones de clase y el papel histórico de todo el mundo. Hay mucha estupidez presente. El Gatopardo es intensamente ambivalente pero nunca fatalista.

Cuando empecé a escribir sobre Sicilia, unos años después de la crisis criminal y política de 1992, mis recuerdos juveniles de El Gatopardo estaban desdibujados por el tiempo y muy supeditados al recuerdo ligeramente posterior de la versión glamourosa y tremendamente popular realizada por Luchino Visconti para el cine en 1963, cinco años después de la publicación de la novela. Cuando releí el libro vi que las imágenes en tecnicolor de Visconti y los rostros hermosos e inertes de Burt Lancaster, Claudia Cardinale y Alain Delon habían hecho flaco favor a la novela, al eliminar su sutileza. El Gatopardo vive con extraordinaria intensidad la vida diaria corriente con sus aspectos de comedia, e incluso el baile, el clímax romántico de la buena vida en la película de Visconti, es una escena vagamente tediosa y opresiva en el libro.

Releí la novela por curiosidad y me asombraron su inteligencia y su lucidez. La espléndida novela era además un ensayo incisivo e irónico sobre el cambio y la inmovilidad en la sociedad siciliana. Era una brillante reflexión, a su manera oblicua y discreta, sobre el poder de la Iglesia y el ascenso de la Mafia. Mostraba en acción los sistemas interconectados de intereses que controlaban la sociedad siciliana en 1860 y 1950 y que siguen controlándola hoy. La agudeza política de Lampedusa sobre la adaptación de Sicilia a las nuevas realidades proporcionó una frase que, desde entonces, ningún comentarista ha dejado de citar: "Si queremos que todo siga como está es preciso que todo cambie".

El otro aspecto notable de El Gatopardo es el mero hecho de que se publicara. En los años cincuenta, las tensiones de la guerra fría habían empujado la cultura italiana hacia unos polos profundamente enfrentados. La iniciativa cultural estaba en manos de los neorrealistas, relacionados con los comunistas, y para ellos era inconcebible que ese superviviente tardío de una casta decadente pudiera tener nada valioso que decir a mediados del siglo XX. Uno de los más influyentes neorrealistas literarios era otro siciliano, Elio Vittorini, que fue uno de los árbitros que se ocuparon de que los grandes editores italianos rechazaran el libro.

El Gatopardo fue rechazado varias veces y sólo se vio salvado del olvido gracias a la inteligencia de Giorgio Bassani, a su vez un gran novelista y autor de El jardín de los Finzi-Contini, la otra obra maestra de la Italia de posguerra y otro libro sobre convulsiones, pérdidas y recuerdos en la Italia moderna. Bassani fue el único intelectual italiano que supo ver que Tomasi di Lampedusa sí tenía algo importante que decir y lo decía, y fue quien se encargó de que publicara El Gatopardo en 1958 Giangiacomo Feltrinelli, un recién llegado que el año anterior había publicado la primera edición mundial de Doctor Zhivago, de Borís Pasternak. Para entonces, Lampedusa llevaba muerto un año. Su único libro adquirió inmediatamente una popularidad internacional superior a la de cualquier otra obra italiana en todo un siglo -fue el Cien años de soledad de su tiempo- no ha disminuido desde entonces.

Buenas noches de domingo, y a esperar su entrada de mañana.

Reina Letizia said...

Mis muy queridos súbditos y súbditas:

Mi nueva entrada poco tiene que ver con "El gatopardo",pero espero que sea del gusto de todos vosotros. De la mafia no me habléis que por aquí tenemos un caso cerca en Coslada.

En cuanto a las críticas intento leer sólo las buenas, que son muchas, y las que más me gustan son las alabanzas que me dedicais vosotros. ¡Hasta os gusta mi delgadez y me recomendáis caldos! Me tratáis mejor que me tratan algunos monárquicos con título nobiliario.

De religión no debo hablar, pero el obispo que más me gusta es monseñor Amigo. ¡Qué misas tan bonitas dice! Lo oyes y parece que estás oyendo a un ángel. Me hace tambalearme en mi ateísmo cristianizado sin rebautizo dos días antes de la primera Comunión.

Besos de Princesa

Reina Letizia said...

Mi muy querida súbdita María Ángeles:

La prensa anda siempre algo perdida. Se referían en el artículo que citas a un cierto diario de papel que supuestamente rompí. ¡Qué equivocados están! Yo guardó el manuscrito hasta de la lista de la compra. Será la lista de la compra lo que les daré en exclusiva a los de "el país" porque mi vida ya os la regalo semana a semana gratis a vosotros, mis siempre queridos súbditos.

Besos de Princesa

Supermamá said...

Mucho tiempo llevo sin venir a ofrecerle mis respetos Princesa, pero la llevo siempre en el corazón.
De delgadez no quiero ni hablar...solo de pensarlo me entra hambre, y ya me sobran kilos como para que me estrese por envidia jajjaaaaa ( sana envidia eso si...muyyyy sana)

Un fuerte abrazo alteza
y besitos a sus pequeñas preciosuras

Mujer said...

Delgada!!! no , solo pareces un esqueletico, aun puedes rebajar mas..

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