Desde que supe que tengo sangre de reyes en mis venas estoy que no cabo en mí. Es un honor. Yo ya me imaginaba que era prima lejana de don Pelayo por la nariz que me había salido. -Tiene nariz de Borbona -me dijo el cirujano que me la arregló hace unos meses. Yo no sabía entonces que descendía del rey Fernando II. De haberlo sabido, hubiera dejado la nariz sin arreglar. Estos días me corté varias veces con las latas de atún para ver mi sangre azul. No es nada del otro mundo. Te echas un chorro de agua oxigenada en el corte y se tapona la herida. Mi doncella se escandaliza al ver mis comprobaciones. -Tenga cuidado, mi Princesa, que esas latas están oxidadas. Maripuri no me entiende. Para ella la sangre azul es un cuento de niños. Dice que todas las sangres son rojas como el vino tinto. -Hasta José Tomás tiene la sangre roja. -No debes ir a los toros, Maripuri. -Me refiero al José Tomás sastre, mi Princesa. ¿No lo conoce? Sale en la tele hablando de los trajes de Camps. ¿Sabe usted si el Príncipe tiene algún traje regalado? Tiemblo. Todos los trajes de mi Felipín son de regalo. Me olvido de mi sangre azul y corro a su despacho. -Felipe, hay que pagar tus trajes. ¡Rápido! ¿Dónde están los euros? -En el banco, Leta. Mi Felípín no quiere pagar su ropero. Él no paga los regalos de los amigos. -Siempre nos regalaron la ropa -me explica-. Es una tradición que hay en España: los de sangre azul no pagamos los bienes de primera necesidad. Yo quiero pagar. No puedo vivir con esta inquietud. Le pido una audiencia privada a Su Majestad para tratar el tema. Su Majestad me invita a entrar en su despacho. Allí está Rouco con una sonrisa de oreja a oreja. -Monseñor Rouco quiere darte un tríptico del lince y el niño, nuera. Acepto el folleto. Rouco insiste en explicarme la comparación. Yo sólo entiendo que el niño es guapo. -¿De quién es el niño, monseñor? -le pregunto-. Parece que tiene sangre real. -No lo dude, Alteza. Gracias a Dios, una organización provida salvó a Paquito de ser abortado. Me emociono. Es un niño perfecto para casar con mi infanta Sofía. Entonces pienso en el lince y también me enternezco. -¿Apoyarán la campaña? -nos pregunta Rouco. La íbamos apoyar, pero nos echamos atrás cuando oímos las protestas de los ecologistas. No había consenso. Me olvidé de la polémica campaña y volví a pensar en mi sangre azul y en los trajes del sastre José Tomás. Maripuri me interrumpió los pensamientos. -¿Quiere que le lea las cartas, mi Princesa? -No, Maripuri. Últimamente he externalizado la lectura del tarot en una empresa que asoma una tarotista de verdad por la pantalla del ordenador. -Yo le descubrí con mis cartas la sangre del rey Fernando II que recorre sus venas. Mi doncella nunca se rinde. Le dices que externalizas un servicio e insiste en prestártelo por duplicado. Modestia aparte, los de sangre azul tenemos más sentidiño. Voy a engancharme al tarot del ordenador. Os animo, queridos súbditos, a fundir seis euros en una lectura de cartas para descubrir ese futuro maravilloso que se avecina a nuestros presentes. |
Letizia no va a esquiar a Formigal
-
¿Dónde estaba nuestra Reina?
¿Dónde nuestra Reina estaba?
No lo sabemos, señores,
y así aquí contamos.
Don Felipe se ha marchado
a esquiar con machos alfa
...