Mis 40 felices años como Letizia Ortiz Princesa de Asturias

  He cumplido los cuarenta y estoy guapa. Sólo hay que ver mis fotos para ver la felicidad asomando por mis dientes cuidados con blanqueador en la consulta de un dentista muy bueno que tenemos en Madrid. No se me ve ni una arruga. El botox hace milagros. Mi Felipín debería aplicarse algo de botox también porque en algunas fotos me ha salido algo viejo, pero no quiere. Dice que tiene una aspecto más serio con alguna arruga en la frente y con patas de gallo bien marcadas de tanto sonreír en la intimidad.

 

 Mis niñas, en cambio, salen perfectas. Son tan guapas como los niños de Julio Iglesias. Limpias, arregladas, muy rubias y con caritas de felicidad. Nunca pensé que tendría dos niñas tan guapas cuando sólo era Letizia Ortiz. Pensaba que quedaría soltera, que me acabaría convirtiendo en una especie de tía Tula.

 

 Yo, hace años, era tan pesimista como mi doncella Maripuri. La pobre sigue limpiando culos, limpiando suelos, leyendo el tarot. Mi doncella no tiene futuro. Yo ya le he dicho que emigre a Alemania. En el país de la Merkel quieren españoles limpiándoles la mierda. Pero Maripuri prefiere ser doncella en mi palacio. Aquí, por lo menos, tiene asegurados unos cuantos trapos que le regalo cuando pasan de moda.

 

 Volviendo a las fotos. Espero que sirvan para aumentar el número de simpatizantes de la Monarquía. Pasé una tarde entera poniéndole caras a la fotógrafa. Mis súbditos tienen que valorar mi esfuerzo por serles simpática. Lo que no podrán decir es que salgo fea. Estoy más guapa que una modelo de pasarela.