



Doña Sofía manda mucho en La Zarzuela. Nuestros súbditos sólo tienen que contemplar nuestra tarjeta de felicitación navideña para darse cuenta. Yo jamás regalaré un tarjetón con un pesebre cuando sea la Reina de las Españas. ¡Antes muerta!
¿Qué pensarán nuestros súbditos ateos? ¿Y los agnósticos?... Seguro que los inmigrantes musulmanes no se sienten queridos por la Casa Real. ¡Dios mío! Me siento fatal.
Yo quería una postal laica. Un Papá Noel montado en un reno quedaría mucho mejor que este Niño Jesús que se le antojó a mi suegra.
-España es un país mayoritariamente católico -sentenció doña Sofía-, y su Monarquía debe estar a la altura de su religiosidad.
Mi cuñada Elena pegó debajo del belén una fotografía de sus hijos.
-Es un poco antigua -se excusó.
Cristina eligió una foto de sus niños más vestidos.
-Llevan moda catalana -nos explicó-. Se lo prometí a Montilla.
Yo abrí la cartera y quité un primer plano de mis Infantitas disparado por la niñera Rafaela un día que estaba menos republicana que de costumbre.
-¿No tienes una foto de Leonor disfrazada de angelita? -me preguntó doña Sofía-. A nuestros súbditos les gustaría ver a al Heredera del Heredero participando en el belén viviente de su colegio privado.
Me negué a entregar las imágenes privadas de mi Leonor para una cosa pública. Mis niñas serán Infantas de España, pero tienen intacto el derecho infantil a la intimidad que les garantiza la Ley del Menor.
Ya recibimos las primeras protestas por la postal religiosa. Mi Felipín se encerró en su despacho aquejado por un fuerte dolor de cabeza.
-El Príncipe teme no ser Felipe VI, mi Princesa -me comentó mi doncella-, y no es para menos: por Cataluña andan gritando que muera el Borbón Felipe V.
-Ya pidieron perdón, Maripuri.
-Pues espere usted a que en el desfile del Orgullo Gay le griten disparates a su suegra doña Sofía.
-Todavía estamos en Navidad, Maripuri.
-¿Tiene por ahí mi regalo, mi Princesa? Cesta de Navidad no quiero. Yo quiero dinero, euros de verdad, billetes grandes.
-¡Maripuri!
-Voy a poner en esa postal que quienes la reciban nos manden un donativo a La Zarzuela.
No se lo permití. Pedir es una vergüenza. Yo prefiero solicitar impuestos obligatorios. Es cierto que necesitamos dinero. La crisis me está dejando pobre. Pero no para pedir, sino para exigir un salario más digno.
Vuelvo a mirar la postal. ¡Qué guapas son mis niñas! Dos soles. Leonor, gracias a Dios, ya sabe cantar en inglés "Noche de paz", tal como demostró en la fiesta de su colegio. En Los Rosales la tratan con más mimos que me trataron a mí en mi colegio público de Oviedo. Pero, aun así, no me convence ese centro. Donde haya un colegio público que me quiten los colegios pijos.