Estoy muy preocupada por Leonor desde que le dieron una espada en el ejército. Es horrible. Una espada es muy peligrosa. Hubiera preferido que le dieran una pistola de juguete porque nadie sabría que la pistola era de mentira y mi niña estaría a salvo de accidentes.
Hablé con Felipe y ni caso. Mi marido ve normal que la heredera de la Corona lleve una espada colgada del cinturón del pantalón.
-Se ha hecho merecedora del cuchillo grande.
-¡Felipe, por favor!
-Nuestra hija ya es dama cadete, Leta. Tiene permiso para disparar, para cruzar a nado los ríos y para defenderse con la espada.
Me deprimo. Quiero llorar y no puedo. Mi doncella Maripuri corre detrás mía con sus tilas milagrosas. No, no quiero beber más tila. Tampoco quiero café descafeinado marca Nestlé. Mucho menos quiero ese café descafeinado marca Auchan que vende Alcampo a menor precio. Prefiero no tomar nada, ponerme en huelga de sólidos y líquidos.
-¿Va a declararse en huelga de hambre, mi Reina? -se escandaliza mi doncella.
-Sí, Maripuri. Estoy en mi derecho de negarle a mi cuerpo comida y bebida.
-¡Por Dios, Leta! -explota Felipe hecho una furia-. No pesas ni cuarenta kilos.
-Pues pesaré menos, Felipe, porque no voy a volver a comer mientras Leonor no regrese a casa sin cuchillos ni pistolas. Quiero que mi hija vaya a la universidad.
-De eso ya hablamos, Leta. Primero los ejércitos y después las universidades.
Sofía me llama desde Gales. Está preocupada por mí porque sabe que soy pacifista. Le dijo que me voy a poner en huelga de hambre. Se ríe porque no piensa que no soy capaz de pasar sin comer.
-Cuando huelas la sopa de verduras que prepara Maripuri se te abrirá el apetito, mami. Y deja de pensar tanto en Leonor. Piensa un poquito también en mí.
-¿No estarás poniéndote hasta arriba de bacon, hija?
-Intento comer sano, mami, pero no puedo negarle a mi cuerpo un buen desayuno de bacon con huevos fritos y con esos bollos llenos de mantequilla y queso que nos sirven en el colegio. A Leonor también le gustaban mucho, ¿recuerdas?
-¡Claro que lo recuerdo! Tu hermana se puso cuadrada con tanto desayuno de bacon y tú estás siguiendo su mal ejemplo. Voy a tener dos hijas gordas.
Mi Sofía intenta consolarme. Dice que la han llamado de no sé qué marca de tallas grandes. Quieren que sea modelo.
-Las modelos gorditas tienen mucho trabajo, mami. Se lleva la chica curvi.
¡Vida cruel! Mi niña mayor con los cuchillos del ejército y mi niña pequeña desaprendiendo todo lo que sabía de comer sano. Yo no me merezco este castigo. Pero será lo que el destino quiera. Parece que los astros del cielo quieren que esta Reina de España sea madre de una princesa guerrera y de una infanta enamorada de la comida del colesterol.
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