Me empieza a preocupar la vejez. Me miro al espejo y no encuentro mi cara joven. Las arrugas amenazan la tersura de mi piel y no tengo ganas de ponerme más botox.
Mi doncella Maripuri me recomienda las mascarillas de la marca Chanel. Son muy caras le digo.
-¿Qué son 60 euros para usted, mi Reina? Cobra un gran sueldo como Reina de España.
-Un sueldo que se me acabaría pronto si comprara mascarillas tan caras. Buscáme algo más barato, Maripuri.
-Tendrá que ir al Mercadona. Allí hay cosméticos baratitos para la clase obrera.
-Pues allí iré.
Me acerco al supermercado. Me sorprende que los clientes no me recozcan. Tengo ganas de gritar en el supermercado que soy la Reina de España. Cuando paso por caja no me puedo contener y le pregunto a la cajera si me conoce.
-¿Vives en el barrio? -me pregunta.
-Vivo en una casa unifamiliar aquí cerca.
-¡Que suerte! -exclama, y le noto un puntito de envidia.
Salgo del Mercadona con una mascarilla hidratante para la piel de mi rostro. También llevo unos yogures porque en el Marcadona tienen yogures con trocitos de fruta que no venden en otros supermercados de la competencia.
Cuando llego a casa encuentro a Felipe esperándome. Señala mi bolsa y me pregunta si le he comprado un regalo en el Mercadona.
-Va a ser el Día del Padre.
-Yo no soy tu hija, Felipe.
Pone carita triste. Lo abrazo como a un osito y le doy un beso. Mi Felipe vuelve a reír. Tendré que recordarles a las niñas lo del Día del Padre. ¡Solo faltaría que se olvidaran de tan importante fecha!
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Ya compraste la hidratante
y yogures con frutitas
y ahora aquí tienes
unas buenas picardías.
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