Despierto una mañana de sábado con la noticia de que nuestros políticos son millonarios. Una buena noticia. Dice mi doncella Maripuri que Pablito Iglesias ya pertenece a la casta. No ha tardado mucho. Leo en la prensa digital que tiene muchas casas, un coche nuevo y mucho personal para limpiar su casa de campo. Es un hombre afortunado. En mi palacio Maripuri tiene que limpiar todo porque hacienda sólo nos paga un sueldo mínimo para una doncella. Lo que no limpia Maripuri por falta de tiempo lo limpian las Herederas de España. Mis hijas se encargan de limpiar todos los días sus habitaciones y la sala de estudio. Algunas semanas también les tocan los cuartos de baño. Las estoy acostumbrando a limpiar todo tipo de mierda.
De política no quiero hablar. Tengo muchas cosas que pensar. Por ejemplo, en la cena de Nochebuena. Mi Felipe VI quiere que comamos juntos el turrón. No me apetece mucho. Casi lo voy a mandar a él solo a comer el turrón duro que pone siempre doña Sofía para celebrar las navidades en familia. No me apetece ver a mis cuñadas. Tampoco quiero tratos con mis sobrinos políticos. Y todavía me apetece menos que mis Herederas tengan tratos con sus primos. Sería un horror que las convencieran para ir a los toros. Froilan y Victoria Federica son muy taurinos. De los Urdangarines ni hablo. Los veo un poco deprimidos por lo de su padre. Pobres. La vida es así.
Hablando de las Navidades de los ricos he de decir que nos han llegado los primeros regalos. Pablo Iglesias nos envió unos relojes de juguete para las niñas. En la tarjeta escribió: "cuenten los minutos que le queda a la Monarquía". Todo un detalle por su parte. Mi doncella Maripuri puso a la venta en eBay los relojes. Creo que son de Amazon. Todavía traían la caja de embalaje original. El líder de Podemos no se esforzó con el envoltorio de regalo. Es así de burdo ese hombre.
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