Llegar a Argentina fue un horror. Cogimos todas las tormentas en nuestro avión del Reino de España. Encima, cuando por fin aterrizamos, no había unas escaleras decentes. Querían que los Reyes de España bajáramos del avión por una de esas escaleras de madera que usaban los albañiles hace siglos. ¡Un horror! Les dije a los escoltas que buscaran una escalera con pasamanos y peldaños de hierro. Estuvieron buscando por Buenos Aires durante tres horas. Mi Felipe VI estaba tranquilo. ¡Menos mal! Hubiera sido terrible que los dos reyes de España estuviéramos de los nervios. La tila no daba para tanto. Mi doncella Maripuri se la tomaba ella toda y para mí apenas quedaron dos infusiones.
Finalmente bajamos del avión. Era noche. el presidente de Argentina y su señora estaban desaparecidos. Parece que se acuestan pronto. Nos recibieron los embajadores y unos ministros que tuvieron que presentarnos. No estamos muy puestos en la política argentina. Les dije hola a todos y me fui a dormir. Acabo de despertar. Me espera un día horrible de trabajo. Mi Felipe VI ya marchó. Trabaja más que servidora.
Yo tengo una reunión con la colonia española. Me dan mucha pena los españoles que en su día se fueron de España y no pudieron regresar por falta de dinero. Les tendré que dar ánimos. Yo hubiera marchado a nado. No puedo vivir lejos de España y de los míos. En Argentina te encuentras como en casa, pero la casiña, como dice mi doncella Maripuri, es la casiña.
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He sacado del armario un vestido Primavera con las flores pequeñitas y el fondo color negro. Me pregu... tiendacoruna.blogspot.com |
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